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Alcanza la tercera edad lleno de vida y salud

Nadie está exento a la vejez si tiene la fortuna de disfrutar de una larga vida. Por tanto lo mejor sería llegar a una edad avanzada en buen estado de salud, para gozar de una vejentud placentera.

Pequeños “achaques” comienzan a manifestarse mucho antes de la edad adulta que terminarán convirtiéndose en enfermedades crónicas si no se controlan a tiempo, entre ellas las más comunes son: la hipertensión, diabetes, osteoartrosis, osteoartritis, prostatitis y trastornos demenciales.

Para tener un envejecimiento exitoso se deben aplicar medidas de prevención primarias. Vacunación, despistajes de hipertensión y diabetes, evaluación médica cada cierto tiempo, son algunos de los métodos para diagnosticar una enfermedad a temprana edad y evitar que su progreso deteriore más la salud del paciente.

“Si te cuidas en la edad adulta, dejas lo malos hábitos, llevas una vida saludable consumiendo vegetales y fibras, las enfermedades se retrasan”, expone la geriatra Josefina Pérez.

Cuidados

Cuando se llega a la tercera edad, los cuidados dependerán del estado de salud de cada persona. “La población es heterogénea, un paciente de 70 años puede parecer de 50 o de 90 o representar su edad”, considera la especialista, por eso debe ser individualizado según sus necesidades, la enfermedad que padezca o cómo se sienta.

El geriatra es el médico que se encarga de la evaluación de las enfermedades propias del envejecimiento, tomando en cuenta que un adulto se considera mayor a partir de los 60 años, y como gerontólogo se preocupa por procurar un envejecimiento saludable aplicando medidas a juzgar por su influencia genética en el grupo familiar. 

Pérez cuenta que en la primera consulta efectúa una evaluación integral del paciente, para conocer su esfera mental y el área social en que se desarrolla. “Es bastante larga y tediosa. Nos enfocamos en el medio ambiente, cómo vive, con quién vive, a qué se dedica”.

La página web de la clínica Maison de Santé, resalta que el cuidado en el anciano sano radica en la práctica del autocuidado que consiste en realizar actividades para mantener la vida, la salud y el bienestar; y en la detección de enfermedades crónicas o síndromes en un estadio precoz para tratar de evitar la aparición de complicaciones subyacentes.

Recomienda acudir al geriatra por lo menos cada tres meses y realizar evaluación oftalmológica una vez al año; mantener una dieta balanceada, establecer un programa de actividad física, procurar un sueño regular, actividad mental permanente, chequeo odontológico semestral, minimizar el aislamiento y preservar un estado emocional positivo.

Pero sobre todo, Pérez destaca que el amor y la comprensión son la mejor medicina para el adulto mayor. “Tomarlo en cuenta, cambiar su estilo de vida sedentario, mantenerlo ocupado lo ayudará bastante”.

Amor y comunicación

Muchas veces la llegada de la vejez tiende a deprimir a la persona, a sentirlo un estorbo en el núcleo familiar por la demanda de atención que genera si su estado de salud no es el más sano, o los cuidados que le deben proporcionar. Cada persona expresa estas frustraciones de manera distinta. Algunos se aíslan o al contrario, se ponen “fastidiosos”.

“Al anciano hay que tomarlo en cuenta, darle mucho amor y comunicación, un beso, un abrazo. Ellos necesitan más respeto y comprensión. Un anciano fastidioso lo que hace es tratar de llamar la atención y necesita ser escuchado. Otros manipulan y otros son hipocondríacos, siempre en búsqueda de una enfermedad que no tiene. Hay que hablar con el anciano y entenderlo”, opina Pérez.

Recomienda llevar al adulto mayor a una consulta geriátrica, pues estos especialistas poseen nociones de psicología y psiquiatría que aportan apoyo al grupo familiar para involucrarse más en la vida del anciano, integrarlo y conocer cuáles son sus carencias. 

Nutrición para ancianos

Preparar tres comidas al día, sin olvidarse nunca del desayuno. 

Reducir las calorías de la dieta porque a medida que se envejece, menor es la actividad física.

Comer diariamente distintos tipos de cereales, pan, arroz, fideos... un aporte de fibra le ayudará a mantener un buen funcionamiento intestinal y reducir el riesgo de enfermedades crónicas como las enfermedades del corazón y diabetes tipo 2. 

Carnes blancas mejor que rojas. Incorporar carne de pavo o de pollo, siempre sin piel para disminuir la cantidad de grasa. 

Cuidado con el colesterol. Prescindir de los fritos y en caso de hacerlos, sólo con aceite de oliva. 

Los embutidos sólo de forma excepcional.

Beber al menos dos litros de agua al día (de 8 a 10 vasos de agua). Aunque no tenga sed, es imprescindible para protegerse ante una posible deshidratación. Además, beber leche, zumos e infusiones aportarán una ración extra de nutrientes, proteínas y calcio. 

No a la sal. Condimentar con especias como el tomillo, el romero o el laurel, dará sabor a sus platos a la vez que previene la hipertensión. 

Verduras, legumbres, hortalizas y pescado deben tener un papel esencial en la dieta diaria. 

Los lácteos son el mejor aliado contra la osteoporosis. Leche, quesos, yogurt... Si son desnatados, mejor. 

No abusar del café ni por supuesto del alcohol. 



Alejandra Balliache 
Artículo publicado en Diario Primicia (2013)
Con información de www.tercera-edad.org

¡Que el trabajo no te estrese!

Identificar a tiempo los síntomas del estrés permite controlar el trastorno para evitar consecuencias como enfermedades graves que podrían resultar mortales. Igualmente, es importante la consulta con un especialista para manejar la patología y realizar actividades para prevenirla.

El reloj marca un cuarto para las 8:00 de la noche, la oficina está vacía y Carlos sigue allí, frente a la computadora con un montón de archivos abiertos, los músculos tensos y un agotamiento más que físico, mental.

Ha pasado el día ansioso y con una mezcla de sueño y exceso de energía que no le permitieron concentrarse en su labor. Anhela con locura llegar a casa y echarse un baño para dormir, pero el momeno llega y no lo consigue.

El insomnio le interrumpe el sueño cada cierto tiempo durante la noche y el dolor de espalda tampoco lo deja descansar, sin contar con los acelerados latidos de su corazón que lo perturbaron todo el día. Su cuerpo le está reclamando la presión a la que está sometido. Carlos sufre de estrés laboral y no lo sabe.

Un trastorno

El estrés es un conjunto de signos y síntomas que alteran el sistema nervioso del individuo. Es un trastorno que genera una serie de enfermedades y afecta su funcionamiento normal.

La revista electrónica Ciencia Médica Al Día lo define como una reacción automática y natural del cuerpo ante las demandas del medio interpretadas como amenazantes. Cuando los elementos que causan el trastorno provienen del ambiente de trabajo, se califica como estrés laboral y se incluye como un tipo de enfermedad ocupacional.

Según publica la revista, solo se puede hablar de estrés laboral cuando la persona experimenta de manera crónica incapacidad para responder y adaptarse a las exigencias cotidianas de su entorno de trabajo por considerar que no cuenta con las capacidades necesarias para afrontar las situaciones de conflictos que se le pueden presentar en el día a día.

Desde el punto de vista psiquiátrico, es una de las patologías más comunes, señala el médico ocupacional Gerardo Sanfiel, y aunque su promoción data de fechas recientes, siempre ha existido desde que se creó la relación patrón-trabajador, por eso lo considera “un producto de la vida moderna”.

Nadie está exento

Todas las personas están propensas a sufrir de estrés y afecta a ambos sexos por igual, aunque a la consulta de la médico psiquiatra Zinnia Ron asistan más mujeres y los hombres van porque lo indicó el cardiólogo.

Generalmente son factores externos los que causan el estrés, pero el tipo de personalidad también está relacionado con esta patología. Sanfiel menciona que las personas agresivas manifiestan, en su gran mayoría, los síntomas del estrés.

Existen causas multifactoriales pero, en el ámbito laboral, se produce por la relación del medioambiente de trabajo, entre el patrono y empleado, compañeros de trabajo y sobrecargas emocionales, indica la psiquiatra.

“Una persona que trabaje en la oficina y tenga un jefe supervisor que es un individuo exigente, de mal trato o déspota, esa persona estará sometida a ese estrés”.

Aquellas personas que padecen enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión arterial y del sistema nervioso: migrañas, problemas inmunológicos, tienen mucho mayor riesgo a padecer de estrés, así como quienes ocupan cargos de mayor responsabilidad.

Consecuencias mortales

Una persona debe determinar lo que le está causando el estrés y combatirlo, pues al hacerse agudo y persistente puede entrar a una fase crónica de la cual sea muy difícil salir, por lo que será necesaria la intervención médica y de un tratamiento con químicos.

De acuerdo el tipo de presión que esté sufriendo el individuo, se van a desencadenar una serie de síntomas o enfermedades tales como: aumento de la presión arterial, taquicardia, insomio, nerviosismo, falta de concentración, alteración del metabolismo, aumento de la glicemia, ansiedad tipo pánico, agorafobia, gastritis recurrentes, entre otras, coinciden los especialistas.

Cuando se agrava la situación, una persona puede sufrirr de infartos al miocardio, caer en depresión y en consecuencia, acudir al suicidio.

Según un estudio publicado en Diabetes Care, las mujeres parecen correr más riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 cuando están sometidas a altos niveles de estrés laboral, por lo que deben estar más atentas a sus niveles de azúcar en la sangre.

Tratamiento

Dependiendo de la enfermedad que se genere en cada quien, el médico indicará el tratamiento adecuado al paciente con químicos y ayuda psiquiátrica si la requiere, en caso de que haya desarrollado manías como trastorno de bipolaridad o depresión, ahondando en su historia clínica para conocer los factores que causaron el estrés.

La psiquiatra explica que existen mecanismos de prevención y el manejo. En el primero, el paciente debe identificar aquellos elementos que en su ambiente laboral le producen estrés. El manejo es con un profesional que sabrá controlar las alteraciones emocionales para evitar males mayores.

“Cuando se maneja el estrés laboral hay que personalizar al paciente. Cada quien es diferente y tiene una carga distinta. Luego se dan herramientas para que resuelva y trate de hacer agradable su ambiente laboral (...) no sentirse a gusto con su trabajo y tener un jefe que exije demasiado son causas de estrés que producen una carga emcional”.

Recomendaciones

Muchos trabajadores desconocen cuando padecen de estrés laboral y deben buscar ayuda profesional porque solo no pueden resolver, considera la psiquiatra. Y lo primero que se debe hacer es salir de la situación que genera el trastorno.

La especialista recomienda mantener una buena alimentación, una actividad fisica como caminar o trotar, tener el descanso adecuado, otorgarse un tiempo de recreación, aprender técnicas de relajación o cualquier otro elemento conductual que mejoren la calidad de vida.

Alejandra Balliache
Artículo publicado en Diario Primicia (2012)