A Rosita no se le quita el sueño ni que duerma todo el
día. Hasta tres tazas de café consume durante las tardes de su jornada laboral,
combinado con refresco y té en polvo. Cuando llega la noche no puede dormir
gracias al exceso de cafeína.
Al otro día vuelve a su estado natural de “burro con
sueño”. “¡Toma vitaminas!” Le dicen. Opta por hacer ejercicios porque según eso
activa las endorfinas y todo el cuento. Si bien se le quita el insomnio, la
fatiga se mantiene ahí… perenne.
“¡Qué tomes vitaminas te dije!”, pero ¿cuáles vitaminas?
En el mercado hay una gran variedad, algunas en cuyos comerciales aseguran que
puedes hacer múltiples actividades diarias sin cansarte.
Entonces comienzan las interrogantes, ¿Y si me engordan?
¿Si me da por comer más de lo normal? El asunto termina siendo como
contraproducente. Querido lector, lo más recomendable es que haga un espacio en
su agenda y acuda a un médico.
Buena alimentación
y listo
Las vitaminas son necesarias tomarlas solo cuando se
tiene un déficit de ella, bien sea porque no se obtienen de la dieta o porque
el organismo no tiene capacidad de absorberlas, por ejemplo aquellos pacientes
que padecen de problemas en los intestinos, explica el médico internista, Rubén
Pereira.
“Automedicarse vitaminas no es bueno, se supone que si
tienes una alimentación balanceada donde se incluyan todos los grupos
alimenticios: vegetales, pescados, carnes rojas, frutas, no se va a necesitar
ningún complemento vitamínico”.
Pereira justifica que un anciano lo necesite para
reforzar su alimentación, o niños “mala boca” que comen poco, pero una persona
de 20 años o más que se alimente bien, no debe tomar vitaminas.
Si la persona está muy cansada, no necesariamente es por
falta de estos elementos. Puede tratarse de anemia o fatiga crónica, para ello
existe un tratamiento adecuado y se determina a través de exámenes de
laboratorio indicados por un especialista.
“La anemia sí puede producir cansancio, astenia, fatiga;
pero no siempre que estés cansado es porque faltan vitaminas. El sueño puede
ser porque lleva una vida muy agitada y no descansa, y las vitaminas no dan
energía. Existen medicamentos que tienen componentes que son activadores
cerebrales”.
Si el problema es fatiga crónica, es necesario evaluar el
origen de ese malestar, que puede radicar en valores altos de colesterol y
glicemia, falta de ácido fólico, entre muchas otras causas.
“Las
vitaminas no producen energía y por tanto no implican calorías. Intervienen
como catalizador en las reacciones bioquímicas provocando la liberación de
energía. En otras palabras, la función de las vitaminas es la de facilitar la
transformación que siguen los sustratos a través de las vías metabólicas”,
publica zonadiet.com.
Y si
da ansiedad, debe a que aumentan los procesos oxidativos y estimula el
hambre, pero también es un componente psicológico, tipo placebo, explica
Pereira.
Contraindicaciones
No es recomendable comprar esas vitaminas expuestas en
los anaqueles “alegremente”, pues podrían causar daños colaterales. Por
ejemplo, daños neurológicos o en los huesos por exceso de vitamina D y E,
indica Pereira.
Reseña el portal web midieta.com, que son 13 las
vitaminas que el cuerpo necesita: A, C, D, E, K y las vitaminas B (tiamina,
riboflavina, niacina, vitamina 5 o ácido pantoténico, biotina o vitamina H,
vitamina B-6, vitamina B-12 y ácido fólico).
Se dividen en dos tipos: hidrosolubles, cuyo exceso se
desecha por la orina (B1, B2, B3, B6, B12, C); y liposolubles (A, D, E, K) se
acumulan en el cuerpo, especialmente en el hígado y son perjudiciales.
Efectos negativos del exceso de las vitaminas
liposolubles e hidrosolubles, según midieta.com:
Vitamina A:
náuseas, vómitos, dolor de cabeza, mareos, visión borrosa, aturdimiento, defectos
de nacimiento, problemas de hígado y posibles riesgos de osteoporosis. Los
efectos se pueden agravar al consumir elevadas cantidades de alcohol o si la
persona padece del hígado, colesterol alto o tenga carencia de proteínas.
Vitamina D:
náuseas, vómitos, inapetencia, constipación, debilidad, pérdida de peso,
confusión, taquicardia, depósitos de calcio y fosfato en tejidos blancos.
Las personas que toman anticoagulantes deben
comunicárselo a su doctor antes de ingerir vitaminas E o píldoras de vitamina
K.
Vitamina B-3:
rubor facial, rosáceas y dolor de estómago. La
Vitamina B-6:
daños en los nervios de las extremidades.
Vitamina C:
dolor de estómago, cálculos renales y aumentar la absorción de hierro.
Ácido fólico:
daños en el sistema nervioso en los adultos.
El médico internista resalta que se deben tomar con
precaución son las vitaminas A, D, E y K. Subraya que un daño colateral de la
B12 puede ser alergia o acné y que la B aumenta el apetito, pero si mantiene
una dieta adecuada la persona no tiene porqué engordar. Por último, recuerda
que en las frutas tropicales hay suficiente vitamina E, así que mejor agregue
estos alimentos en su dieta diaria en vez de estar comprando cápsulas.
Busca en los alimentos
La fuente de las vitaminas que necesita el ser humano
etsá en los alimentos. El portal web dietas.guiafitness.com recomienda el
consumo de cinco raciones de vegetales o frutas frescas al día. Se debe evitar
cocinar a altas temperaturas y en exceso para que las vitaminas no se pierdan,
y que transcurran mucho tiempo antes de comer. No quitar la piel de las frutas
o las cáscaras de los cereales pues contiene una gran fuente de vitaminas.
Alejandra Balliache
@aleballiache
Artículo publicado en Diario Primicia (2013)