Aunque numerosos factores de
riesgos ambientales, nutricionales y sociales son atribuibles como causas de
las cardiopatías, es el estilo de vida de cada persona el determinante de un
estado saludable o pernicioso. El
riesgo que corres de sufrir una enfermedad coronaria aumenta en proporción
directa al número de factores de riesgo que tengas.
Es primordial mantener una
alimentación saludable que incluya variedad de frutas y verduras, cereales
integrales, alimentos ricos en proteínas, como carnes magras, aves sin piel,
pescado y mariscos, productos procesados de soya, nueces, semillas, frijoles y
arvejas.
Evitar en gran medida, por no
decir eliminar completamente, las grasas saturadas de las comidas chatarra,
guisos y salsas a base de mayonesa y derivados lácteos como la crema de leche,
enlatados y condimentos artificiales con mucho contenido de sal como adobos y
cubitos.
La OMS asegura que la reducción del consumo de sal a menos de una cucharadita
al día puede ayudar a prevenir los infartos de miocardio y los accidentes
cerebrovasculares.
Si tienes sobrepeso
diseña un plan para reducirlo, el control del peso te ayudará a disminuir los
factores de riesgo de una enfermedad coronaria.
El tabaquismo o hábito de fumar puede elevar el riesgo de
sufrir una enfermedad coronaria y de tener un ataque cardíaco; además de
empeorar otros factores de riesgo.
Realiza tanta actividad física como te sea posible, principalmente
la actividad aeróbica que pone en movimiento los músculos grandes, como los de
los brazos y las piernas. Correr, nadar, caminar, montar en bicicleta, bailar y
dar saltos en tijera son ejemplos de esta actividad.
Esto hace latir al corazón más rápido que de
costumbre y la respiración se hace más rápida. Con el tiempo, la actividad
aeróbica que se realiza con regularidad hace que el corazón y los pulmones sean
más fuertes y funcionen mejor. Además de mejorar tu forma física y la salud en
general.
Fuentes:
Diario
PRIMICIA
Medline Plus